La historia de El Chato, el árbitro que expulsó a Pelé
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Es difícil encontrar a la estrella que no haya tenido un día negado con el árbitro. Hace tiempo recordamos la expulsión de Messi en su debut con Argentina y el otro día, el diario As, en un reportaje de Juan Cruz, hacía una genial reseña de la historia de un árbitro llamado Guillermo Velásquez y de apodo, El Chato. Expulsó a Pelé en un Colombia-Brasil. Fue agredido por casi toda la selección canarinha y para no fastidiar el espectáculo, lo apartaron del partido para que regresase el astro. El relato aparece en “La eterna parranda”, un libro de la Editorial Aguilar. Su autor es el colombiano Alberto Salcedo Ramos. Reproducimos la historia.
La expulsión de Pelé la decretó El Chato el 17 de julio de 1968, en un amistoso celebrado por el Santos en Bogotá frente a la selección Colombia. "No deja de ufanarse de su ecuanimidad", explica Salcedo, y hoy "volvería a expulsar a Pelé".
Colombia había marcado un gol, en aparente fuera de juego; la histeria brasileña conoció un primer expulsado, de apellido Lima, que se negó a dejar la cancha; se escapó de los guardias, volvió al campo y agredió al referí. Éste, haciendo gala de su costumbre, le pegó a su vez en el estómago a Lima. Después protestó Pelé: creía que le habían hecho un penalti.
El Chato lo echó de la cancha, y el astro se fue gritando: "Este tipo está loco". Probablemente. Pero El Chato era uno más en la locura. Él le dijo a Alberto Salcedo Ramos que "de veintiocho personas que tenía la delegación brasileña me agredieron veinticinco. Los únicos que no me pegaron fueron el médico, el periodista y Pelé".
Faltaba que le pegara la grada y a su modo le pegó. Gritaron contra él, lo insultaron, y exigieron desde el graderío que volviera o melhor do mundo. Volvió Pelé. Echaron a El Chato y volvió Pelé. Lo decidió la Federación Colombiana de Fútbol, que así marco un hito "en los anales del deporte", como señala Alberto Salcedo.
Hubo una reparación: los jugadores del Santos tuvieron que pedirle excusas por escrito a El Chato, y debieron pagarle además dieciocho mil pesos antes de dejar Colombia, donde la justicia los había retenido.
La historia termina aún mejor: años después, Pelé, retirado del fútbol, invitó a almorzar a Miami a Velásquez, que era un hombre maduro y ya mucho más tranquilo. El Chato lo necesitaba, cuenta Salcedo, "para quedar en paz y a salvo con su conciencia".
Le preguntó el periodista al árbitro, para acabar, "qué habría pasado si Pelé le hubiera pegado cuando él lo expulsó". Se puso muy serio El Chato y le pidió a Salcedo "que por favor no le haga una pregunta tan perversa". Es solo una suposición, "no más que una suposición", insistió el cronista.
-Bueno, en ese caso -explicó Velásquez-, permítame responderle con una pregunta. ¿Usted qué cree que hubiera pasado?
La atracción de aquel partido era Pelé, me dijo Salcedo Ramos en Madrid, diez años después de aquel encuentro suyo con El Chato, y muchos desde que sucedió aquella insólita historia. "Pero si alguien expulsaba a Pelé se dañaba el espectáculo". Para saber cómo se le ocurrió esa excentricidad que él escuchó contar desde chico buscó a Velásquez. "Que además lo echara en efecto a los 35 minutos y que luego lo expulsaran a él para reintegrar a Pelé convertía el suceso en algo cómico. Lo cual para un periodista, o para un curioso, tenía un interés triple".
"Y lo que descubrí", dice Salcedo de El Chato, "es que es un personaje muy divertido, una mezcla de Chaplin con Hitler, incendiario y al mismo tiempo ocurrente. Estaba orgulloso de lo que había hecho"
-¿Y cómo se le ocurrió expulsar a Pelé?
-Por todo lo que he podido averiguar, Pelé se ganó la expulsión. Pero también creo que estaban en Colombia, donde estamos acostumbrados a saltarnos las leyes. Y en Colombia tú te debes saltar la ley y más cuando te llamas Pelé. El que es mal visto es el que va a dañar la química entre el público y el que se ha saltado la ley. Por eso penaron a El Chato y no a Pelé.
-¿Cómo sintió él esa inversión?
-Él creyó que se le aplicó una ley colombiana: tratar peor a los que usan ruana que a aquellos que usan paño inglés. Y Pelé era ya entonces de paño inglés.
Cuando se vieron en Miami se rieron mucho del suceso, pero el 17 de julio de 1968 el campo temblaba como en una tragedia.
El Chato. La historia de un árbitro valiente
Fuente: as.com