Margaret Thatcher y su lucha contra los “hooligans”
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Margaret Thatcher, que lideró Gran Bretaña de 1979 a 1990, fue una personalidad amada u odiada. Su principal mérito radicó en mantener firme el timón británico durante esa época de retos: la Guerra en las Malvinas, el conflicto en Irlanda del Norte y las privatizaciones. También tuvo mucho que ver en la lucha contra la violencia en el fútbol, en el momento álgido de la violencia hooligan.
Al llegar Thatcher al poder, el fútbol de su país se encontraba en un momento realmente complicado a pesar de la alta competitividad de sus clubes. Cuando Thatcher empezó en su gestión como primer ministra, los siguientes años cinco equipos ingleses ganarían la Copa de Europa; dos veces el Nottingham Forest, dos el Liverpool y una ocasión el Aston Villa.
Fue durante esos años que cada niño deseaba convertirse en futbolista, como alternativa para salir de la pobreza. Pese a los holligans y a los estadios viejos donde se vivía un ambiente de violencia extrema. En esos tiempos muchos jóvenes murieron a las afueras de los estadios o en estaciones de metro cercanas. En las puertas de los estadios del Chelsea, West Ham o Leeds, el National Front repartía propaganda fascista y reclutaba jóvenes “cabezas rapadas” (skin heads). Finalmente el desastre llegó durante la final de la Copa Europea de 1985, cuando murieron 39 aficionados en Heysel a manos de los hinchas del Liverpool que arremetieron contra los aficionados italianos y belgas (ved el vídeo).
Entonces la UEFA decidió expulsar a los equipos ingleses de las competencias europeas y todo el mundo miro con despreció al orgulloso gobierno británico que no era capaz de controlar a sus jóvenes. Tras esta tragedia, Thatcher declaró públicamente su intención por “limpiar el fútbol inglés de los hooligans”.
La “Dama de Hierro” ordenó entonces tomar cartas en el asunto. El primer paso fue atacar el hooliganismo por medio de la “Football Spectators Act” en 1989. Empezaron a exigir documentos de identidad para entrar a los estadios, se persiguió y fichó a los hooligans. Además si los aficionados tenían antecedentes se les ordenaba ver los partidos desde la comisaria.
A pesar de las medidas tomadas, no fueron suficientes, los aficionados peleaban fuera de los recintos deportivos. Luego ocurrieron las 96 muertes en Hillsborough en 1989, así como los 150 heridos durante la final entre el Liverpool y el Nottingham Forest, entonces el “Football Spectators Act” fue modificado. Aún hoy es vigente.
Posterior a la tragedia de Hillsborough, se publicó el “Informe Taylor” en 1990. En este documento se recomendaba reestructurar completamente los estadios británicos. Se exigía que todos los espectadores estuvieran sentados, se eliminó el alambrado de seguridad, se recomendó suspender la venta de bebidas alcohólicas, se mejoraron los accesos, dieron prioridad a las ventas de abonos de temporada e instalaron cámaras de video-vigilancia. Incluso se creó un “registro de hinchas violentos”, que incluso en 2006 dejó a 3.000 hooligans sin pasaporte para que no pudiesen acudir al Mundial de Alemania.
Dichas medidas funcionaron, sin embargo las investigaciones sobre los responsables de las muertes en Hillsborough se estancaron. Las pesquisas se prolongaron por años en la ciudad de Liverpool donde había gran hostilidad hacía el gobierno de Thatcher, que acusó a los hinchas de la tragedia. Ahora, en 2013, se ha reconocido que el desastre tuvo su origen en una pésima organización del mando policial.
La presión económica que sufrieron los clubes de fútbol los animó a buscar soluciones financieras para pagar las obras en sus estadios, entonces en 1991 firmaron el documento que dio origen a la Premier League, explotando la vía comercial y televisiva y muchos subieron el precio de las entradas. Aunque Thatcher dimitió en 1990, su gestión fue clave en el nacimiento de esta liga.
Muchos afirman que manejo bien la situación pues modernizo el espectáculo del fútbol, lo hizo más rentable y seguro. No obstante otros la ven como villana de ese deporte pues criminalizó a muchos aficionados “inocentes” y convirtió el “beautiful game” en un negocio. Para el popular entrenador de fútbol, Sam Allardyce, cuando Thatcher modificó las leyes y se dejó de pagar a los profesores un dinero extra para entrenar deportes después de la escuela, “las actividades deportivas se hundieron y afectó al nivel competitivo. Tenemos menos atletas listos y más niños gordos”.
Fuentes: biobiochile.cl/ SPD Deportes