Brutal paliza a un jugador por fallar un penalti
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Hinchas embravecidos, árbitros expulsados de la cancha. A Martín Dall’Orso, jugador del Unión Fuerza Minera, lo amenazaron de muerte por fallar un penal en Puno. El dueño del club, propietario de una mina de oro ilegal, dice que fueron los hinchas. Lo cierto es que la intimidación provino de su hermano. Esto es la Copa Perú, el “fútbol de machos” le dicen.
Todo inicia con coqueteos y conquistas. Llamadas telefónicas insistentes para captar a los mejores jugadores. Negociación del sueldo: “Sí… No… Ya veremos”. Así se van ensamblando los equipos de la Copa Perú, con jugadores que no son del terruño, con jugadores adoptados de diferentes partes del país. Antes, los han mirado mover la pelota. Los dueños de los clubes deportivos los han tasado y han dicho: “Ah, yo quiero a ese”.
Así empezó el breve paso de Martín Dall’Orso Junior, conocido como el “Chapa”, como volante principal del Unión Fuerza Minera (UFM) de Puno. Carrera que por poco termina con final de crónica roja pues por fallar un penal casi es linchado por los barristas.
De una pedrada le abrieron la frente. A punta de cachazos de pistola le abrieron otras cuatro heridas en la cabeza. Amenazaron de muerte al padre, el entrenador del equipo. A su novia le dieron de patadas en el piso. Todo por fallar un penal. Un penal.
Aquel miércoles 6 de noviembre, la hinchada del UFM dejó salir a la bestia.
COPA DE MACHOS
Para los no conocedores, la Copa Perú es el campeonato de fútbol amateur más grande del mundo. Más de 20 mil equipos se disputan un cupo directo para jugar en las ligas del fútbol profesional. Es una batalla campal entre equipos chicos que salen de barrios, que la compiten en la distrital, la provincial, la departamental y se van eliminando hasta llegar a octavos y cuartos de final. Es decir, yo puedo formar mi equipo al que puedo llamar “Deportivo Trago Corto” y si campeono puedo jugar en las ligas mayores contra la “U” o el Alianza Lima. Ese el sueño. En eso consiste la batalla por la copa y qué tal batalla.
Aquella tarde en el estadio de San Antonio de Putina, en Juliaca, el UFM se jugaba la clasificación a los octavos de final. Era una tarde soleada. Las tribunas del estadio estaban copadas. El silbato indicó noventa y el Unión Fuerza Minera había ganado el partido 1-0 contra el Saetas de Oro de Arequipa. El partido se definiría en penales por haber perdido como visitante en tierra arequipeña. Había sido un partido complicado, de tarjeta roja. El Saetas se quedaba con diez jugadores. Expulsaron al arquero y a este lo reemplazaría para los penales el defensa Martín Cuadros. Fuera del estadio, la gente veía el partido desde sus techos. Expectante. El “Chapa” había metido el gol para el UFM. Confiado, se preparaba para el penal. En eso se planta, pica, le da a la bola y falla. Falla.
–“El arquero era grande pero yo estaba muy confiado de hacer el gol”, dice.
Minutos después se le ve al “Chapa” agarrándose la cara con las manos como diciendo la fregué. Jamás sospecharía lo que iba a pasar después. Al UFM se le acababa de ir el triunfo de las manos. Se le cerraba cualquier posibilidad de llegar a los cuartos de final.
El “Chapa” había ido con Susy Peixoto, su novia de 24 años. Susy salía del estadio con una amiga. Había compartido tribuna con el dueño del club del UFM Serapio Sucasaire y el padre de su novio llamado también Martín Dall’Orso.
La hinchada estaba brava. Los ánimos calientes.
Iba saliendo cuando se escucha un grito: “Lo vamos a matar al Dall’Orso”, y Susy, que es fiel, responde y le responden con “lo vamos a matar. Para eso le pagamos”.
En el estadio, la ropa había desaparecido del camerino del UFM. El utilero había barrido con todo. Sospechoso, pensó Dall'Orso. Los once jugadores dejan el estadio y en lugar del bus que los recogía había uno de servicio público. Y ahí es que estalla la trifulca, a eso de las 6 de la tarde.
A la hora en que comienza a bajar la temperatura en Putina, subía la temperatura en la horda de hinchas del UFM que empiezan a arrojarle pedradas al bus.
Luego todo es confuso. Irreal. El “Chapa”, su papá, su novia y otros tres jugadores suben a la carrera. Afuera llueven las piedras.
–“Estábamos dentro del bus y Omar Sucasaire, el hermano del presidente del club, Serapio Sucasaire, con pistola en mano, sigue y dice gritando: te vamos a matar Dall’Orso. A los otros jugadores les dice “bájense o ustedes también se mueren”. Le pone la pistola en el pecho a mi papá. Él sólo opta por empujarlo y bajarnos a mí y a Susy. Si me quedaba en el bus, me mataban. En eso veo clarito que revientan la luna. Me cae una piedra, yo me mareo”, dice Martín y muestra el tajo de la frente junto a la ceja derecha. Cinco puntos, herida aún no suturada.
–“Logro bajar del bus, cae mi novia y lo único que opto es por tirarme encima de ella. Omar Sucasaire me da cuatro cachazos, retrocede y les dice a todos: “mátenlo a golpes”. Allí me caen piedras, palos, patadas. Si no era por el comandante Vásquez que me saca a puño limpio de la gente…”, deja en suspenso la conversación, Martín. Quizás, lo terminaban por linchar.
–“No siento nada en este lado”, dice tocándose el lado derecho de la cabeza. “Tengo que hacerme una resonancia magnética”. A su lado, Susy se levanta el polo y muestra su vientre lleno de moretones, la espalda rasguñada.
LA LEY DEL MATÓN
¿Por qué lo golpearon hasta ese punto? ¿Fueron realmente los hinchas? ¿Fueron matones a sueldo?
En Juliaca el chisme es que a Martín Dall’Orso le han pagado por fallar el penal.
–“Pero otros dos jugadores fallaron dos penales más”.
–“Es que el papá de Dall’Orso es el entrenador y él no es de Juliaca”.
Esa es la conversación de plaza.
–“Con el dinero que me pagaban, así me hubieran ofrecido 20 mil soles no sería tan tonto. La corta carrera que tengo en el fútbol no la mancharía por unos soles”, responde el “Chapa”.
Por eso le dicen “fútbol de machos” a la Copa Perú. Las instantáneas y los videos que ha dejado en 47 años de existencia son de calendario: partidos que terminan a puñetazo limpio, árbitros que son expulsados a trompadas de la cancha al sacarle la roja al jugador, jugadores que se cuadran entre ellos, dirigentes que se quieren bajar a la Policía, jueces de línea que salen disparados, que se abrazan a los agentes para que no los linchen. Eso es la Copa Perú. Literalmente, a veces, vuelan sillas, se roban camarines y hasta se dinamitan estadios.
–“Ellos (los Sucasaire) son unos desadaptados. Se creen dueños de todo porque tienen dinero. Como dice mi papá, han hecho un hueco, han encontrado dinero y son multimillonarios, pero lo ignorante no se los quita nadie”, dice el “Chapa”, quien tuvo que salir de Juliaca e ir Arequipa, herido, por seguridad.
LA ESTRELLA
Así fue elegido Dall’Orso por Serapio Sucasaire, dueño del Club Unión Fuerza Minera y, dicen, dueño de una mina informal de oro en La Rinconada, Puno.
Minero, amo y señor de quien quiera trabajar en su socavón o de quien quiera jugar en su equipo de fútbol.
Así vio Sucasaire a Dall’Orso, el 2010: había hecho pasar al Unión Comercio de San Martín a primera división. Lo había hecho campeón de la Copa Perú siendo él el capitán. Así es que Sucasaire lo vio y dijo: “Yo quiero a ese”.
Un tal Walter Ferro, directivo del club, se encargó de hacer de negociar el sueldo: “Estaban desesperados. Querían que vaya. Empecé con 7.500 soles mensuales y ofrecieron subirme 1.500 soles cada dos meses”.
Esa fue la oferta y siendo él un futbolista en ascenso, de 26 años, uno que ha comenzado a hacer carrera en el fútbol amateur y tiene proyecciones en el fútbol profesional, aceptó.
El “Chapa” se mudó a Juliaca. De Ventanilla, de su casa en el Callao, ya se había ido a jugar a varios equipos de provincias por la Copa Perú. Aterrizó en el sur con su novia, Susy. Pidió dos meses adelantados de sueldo, el mejor hotel de Juliaca, una habitación matrimonial, un auto privado. Todo se lo dieron.
–“Me trataron como un rey”, dice, sin saber cómo iba a terminar.
Instalado en su hotel se entera de que su club era uno peculiar. Escuchó que el 2010 que se jugaban la clasificación a las octavas de final les ofrecieron 50 mil soles a los jugadores del equipo contrario para que se dejaran ganar. Los rechazaron. Perdieron. Y nunca se aclaró si fue la piconería del dueño del club o la bestialidad de la hinchada lo que hizo volar el estadio. Sí. Los del Club Unión Fuerza Minera, al perder, volaron el estadio de San Antonio de Putina con dinamita. Por eso han construido uno nuevo. Sucasaire dijo, para variar, que habían sido los barristas.
EL REY
Fueron contadas las veces que el “Chapa” se vio con Serapio Sucasaire. La primera vez que hablaron le dijo: “Tú no te preocupes por la plata, acá te va a sobrar. Tú te vas a ir de acá millonario. Hazme subir nomás”. Regularmente lo veía pavonearse mostrando las fotos de sus plaquetas de oro: “Mira, esto es lo que yo tengo, yo no te voy a vender humo”, le decía.
Así es que el “Chapa” se sentía confiado, jugaba bien y le traía triunfos. Sabía que Sucasaire sacaba plata de la minería ilegal, que la hinchada era algo violenta, que los barristas eran trabajadores mineros, pero a él qué le podía pasar, dice, si solo se limitaba a trabajar, a llevar bien la pelota. Y la obediencia tenía premio.
–“Por llegar a los octavos de final nos iban a dar 50 mil soles para repartirnos entre los once. Por los cuartos nos iban a dar 100 mil. Y si campeonábamos nos prometieron un millón de soles”, recuerda.
El dato es que en una de esas reuniones para hablar de los premios, delante de otros jugadores y del “Chapa”, Sucasaire les dijo: “Si no campeonan, aquí por perder matan a alguien, por si acaso, no es mi problema. Así como piden plata, si matan a alguien yo no me responsabilizo”.
Dicen que Sucasaire es un hombre desconfiado porque los jugadores de su club lo estafaban, firmaban contrato y no iban a los entrenamientos. Es tan desconfiado, dice Martín Dall’Orso, que vivía al lado del hotel de sus jugadores, controlaba sus salidas, mandaba a quitarles el celular cuando estaban en concentración.
Es martes y acaban de llamar al periodista que sigue el caso, Liubomir Fernández, corresponsal de La República en Juliaca. Ha escrito un par de notas sobre el negocio ilícito de Sucasaire y lo han llamado para amenazarlo.
¿Por qué Sucasaire llegaría al extremo de mandar a linchar a su jugador?
–“Los mineros informales son gente que gana 20 mil dólares en tres días. Son gente que arma fiestones en sus cumpleaños, que traen al Grupo 5. Quieren poder porque ya tiene plata”, dice.
Sucasaire postuló dos veces a la alcaldía de Putina, quiere hacerse conocido con su equipo de fútbol, quiere ganar la Copa Perú para ganarse el respeto y los votos. Y no es el único. Roger Saya, otro minero informal, presidente del Club Alfonso Ugarte de Puno ya se sentía el gobernador regional cuando su equipo pasó a segunda división el 2012.
–“Dall'Orso frustró el sueño de Sucasaire cuando pierde el penal”, dice un periodista deportivo de la zona. Y a lo bestia quiere castigarlo.
Sucasaire ha dicho que no tuvo nada que ver con la agresión, aunque su hermano haya sido quien amenazó de muerte a Dall'Orso. Le van a abrir un proceso penal.
La tarde del partido cuando vio jugar desde la tribuna a Dall'Orso, aunque él diga que se fue después del primer tiempo, lo vio hacer el primer gol, lo vio plantarse frente a la pelota para patear el penal.
El “Chapa” pateó y Sucasaire vio a la pelota volar fuera del arco. El “Chapa” falló y de ser el bien pagado, la estrella, un pequeño ídolo del fútbol de provincia pasó ser el más odiado, tanto que casi lo linchan. Y todo por un penal.
Fuente: La república.pe
Comentarios
#1
Estos son mafiosos de la peor calaña. Si el presidente es dueño de una mina ilegal, ya me contaréis