La nueva profesión de Muñiz Fernández
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
- 12.567 lecturas
Tres pitidos marcaron, en mayo pasado, mucho más que el final del partido entre Valladolid y Español. El sonido del silbato puso fin, también, a 28 años de arbitraje. Los del asturiano César Muñiz Fernández, que colgó las botas tras 300 partidos. Pese a que muchos dijeron, con su salto a la máxima categoría, que su 'look' -bronceado, atlético, siempre con gomina- desaparecería pronto, 15 años después Muñiz se mantiene fiel a su estilo. Y está seguro de no abandonarlo en su nueva vida, como gestor hostelero. El hombre que expulsó a Beckham y pitó penalti donde otros vieron un 'piscinazo' de Pepe, ya no saca tarjeta roja, sino la de Paparazzi Playa.
En una entrevista al diario asturiano El Comercio, Muñiz revela que para su idea de negocio ha utilizado sus múltiples viajes al extranjero como árbitro. “Creo que aportamos algo diferente”, revela desde el local, donde ofrece “magníficas vistas, buen producto y precio asequible”.
En el reportaje, el exárbitro repasa momentos estelares de su carrera.
¿Qué sentirá cuando empiece la Liga?
Nada. Son etapas de la vida y yo he sido un privilegiado, porque de 15.000 árbitros solo 20 llegan a Primera. Ahora disfrutaré del fútbol y del trabajo de mis compañeros.
¿Cuantas 'piscinas' le colaron?
(Risas). Yo arbitré 300 partidos en España más 100 en Europa. Son muchos. Siempre te has encontrado con jugadores más o menos deportivos.
¿No fue 'piscinazo' lo de Pepe?
El árbitro es humano y, como tal, puede equivocarse.
¿Cómo se siente uno en medio de 22 empeñados en engañarle?
Uno no llega a árbitro por generación espontánea. Son muchos años de trabajo, de entrenamiento. Pasas catorce categorías. Ya no te puede ningún miedo escénico.
¿Ni con un 'armario' enfadado a dos centímetros de su cara?
Los árbitros estamos preparados técnica, física y, sobre todo, psicológicamente. Nadie se imagina a un juez riéndose en un juicio o amedrentándose ante el acusado. Pues un árbitro, tampoco.
¿Ni tampoco cuando echa a jugadores carísimos, como Beckham?
A un jugador lo echas por lo que haga, no por quién sea. Y Beckham mereció la tarjeta roja.
¿No le dijo nada?
Todo lo contrario. Beckham es un jugador exquisito. Un profesional. Aquel día cometió un error, pero su trato es excelente.
¿Es peor pitar un partido de infantiles, con esos padres hinchas?
Lo peor es para el niño. Los padres tenemos que ser conscientes de que nuestro hijo está ahí para pasarlo bien, hacer deporte y hacer caso al entrenador. Los padres creemos que tenemos un Ronaldo o un Messi de ocho años y estamos equivocados.
Los maletines, ¿existen?
No.
Ustedes son al deporte lo que los concejales de urbanismo a la política. ¿Nadie le tentó?
Nunca. Ni a mí ni a ningún compañero. Pongo la mano en el fuego.
¿No hubo ningún Julián Muñoz de turno que le pasara un maletín?
Ningún club me ofreció nunca un maletín, porque ya digo que no existen. No lo hacen, porque saben que pinchan en hueso. A los árbitros no se nos puede comprar.
Con el silbato colgado ¿de qué equipo es?
De ninguno.
Vengaaaa.
(Risas). Soy de los equipos asturianos. Quiero que el Sporting, el Oviedo y el Avilés suban, porque eso es bueno para la región.
Aunque ya no tiene tarjeta, ¿a qué le sacaría una roja?
A la crisis. Es muy duro ver a la gente triste, sin recursos. Somos un país alegre y tenemos que salir de ésta.
¿Espera pasar tantos años en la hostelería como en el arbitraje?
Cuando empecé con el arbitraje me dijeron que no duraría con gomina, pero sigo con el mismo aspecto. Espero aguantar aquí, y así, los mismos años.
Podéis leer la entrevista completa aquí: elcomercio.es